Fue un anarcosindicalista con ideas propias, un hombre de acción, para quien el mundo no tenía fronteras ni la sociedad obstáculos que oponer a sus ansias revolucionarias.
Nació en León el 14 de julio de 1897, en el seno de familia numerosa, sin más subsidios que la caridad humillante. Sietes hermanos y una hermana, pocas letras y mucha ira contenida, ira que debió de irse desbordando a medida que los niños se hacían hombres, sobre todo si se tiene en cuenta la influencia del padre, anarquista, y el momento social, que sensibilizaba muy pronto al proletario capaz de discurrir.
La niñez de Durruti coincidió con la pérdida del imperio colonial. España era una casa solariega cargada de blasones, pero más pobre que las ratas. El paro era por entonces una especie de plaga bíblica.
Niñez miserable en León, donde empezó ganando un real diario, para acabar ingresando, como su padre, en los Ferrocarriles del Norte de España, un mundo complejísimo ideológicamente, formado por obreros muy politizados, todos ellos decididos a terminar con la explotación de la que eran víctimas, mediante la acción directa.
El nuevo mecánico ajustador se afilió a la UGT. Cuando esta organización sindical declaró la célebre huelga general revolucionaria en todo el país, el 10 de agosto de 1917, fue secundada por la CNT, lo cual dio mayor virulencia al conflicto. Se trataba de proclamar en España la República democrática socialista. En esto se anticiparon a los bolcheviques rusos que se sublevaron contra la tiranía del zar en octubre, dos meses después.
Se produjo el paro total, destacando Durruti en las acciones violentas,, olvidando las consignas de no violencia de la UGT. Por esto fue expulsado de la organización sindical socialista. Más tarde se afiliaría a la CNT. Su nombre saltó a los periódicos con motivo del asalto al Banco de España de Gijón. El botín 675.000 pesetas. Las cosas se ponían feas y Durruti y su grupo, entre los que se encontraban Teodoro Arrete y Gregorio Suberviola, escapan a Francia.
En 1920, ya de vuelta en España, Durruti conoció en San Sebastián a Manuel Buenacasa, acreditado dirigente cenetista con importantes contactos políticos en Barcelona. Al parecer es Buenacasa el que lo pone en contacto Francisco Ascaso. En Barcelona consiguió trabajo en el barrio del Clot. Era un buen obrero especializado del que nadie tenía queja. Pero el proyecto de Durruti era muy distinto al de diez horas diarias de trabajo, trabajo que sin embargo necesitaba para cubrirse ante cualquier eventualidad con la policía. Con Francisco Ascaso constituyó el grupo de acción "Los Solidarios", formado por obreros entre los que sobresalen los nombres del ya mencionado Ascaso, García Oliver (futuro ministro de Justicia en la República), Ricardo Sanz y Manuel Torres, entre otros.
En mayo de 1924 fue acribillado a balazos el verdugo de la Territorial de Barcelona. Era un ajuste de cuentas y al mismo tiempo un desafío a las autoridades, que aceptaron el reto de los anarcosindicalistas. En efecto, más de doscientos anarquistas fueron encarcelados y deportados. A partir de este momento la CNT entra en la clandestinidad. En 1925, en compañía de Gregorio Jover y Francisco Ascaso, Durruti embarca hacia Argentina dispuesto a poner en práctica un nuevo método para recaudar fondos con los que liberar a los compañeros encarcelados. Se trataba del llamado "anarquismo expropiador", es decir, de jugarse la piel asaltando Bancos, en rápidos y arriesgados golpes de mano.
Durruti y los suyos eran personas dispuestas a todo, hombres sin miedo. Les guiaba un propósito redentor, la estrella inextinguible de una idea política y el convencimiento moral de la licitud de su proceder. Su aventura continuó, de América, pasando por Canarias llegó a Inglaterra. Luego a París, donde intimó con Sebastián Faure, anarquista francés fundador de L´Agitation y Le Libertarie. Durruti, con el dinero que traía de América y el apoyo de Faure, fundó la Enciclopedia Anarquista y con Voline, Archinof y Néstor Magno puso en marcha la Librería Internacional.
Tras un intento fallido de atentado contra Alfonso XIII en París, es detenido junto a sus compañeros, dispersándose por Europa. En esta época se relaciona con anarquistas de reconocido prestigio internacional. Proclamada la República, vuelve a España, empezando la etapa de mayor actividad política de Durruti, convirtiéndose poco a poco en la figura de mayor prestigio de CNT-FAI. Por eso no es de extrañar que disuadiera al Comité de la CNT para que no boicotease las elecciones de 1936, lo cual contribuyó en gran medida al triunfo del Frente Popular.
En Barcelona, durante el dramático mes de julio del 36, dirigió las fuerzas sindicalistas. Le vemos pegando tiros en el cuartel de las Atarazanas, donde es herido levemente en el pecho y donde moriría Ascaso. Organizadas las milicias, Companys le nombra jefe de una columna. Le asesora militarmente el comandante Martínez-Farrás. La columna "Durruti-Farrás" constaba de unos cuatro mil voluntarios de la CNT y no pocas milicianas. Los combates más duros son librados en Caspe, que cae al segundo día de ser sitiada por la columna de Durruti. El incontenible avance y al conquista de los pueblos de los alrededores queda frenado en Pina. En este pueblo tuvo que aguantar los duros bombardeos de la aviación enemiga, pasados los cuales avanzó de nuevo hasta ocupar Osera. Pronto había de empezar el calvario de Buenaventura Durruti, cuya columna se vio difamada a causa de los asesinatos y robos cometidos por delincuentes comunes alistados en ella. Procedían éstos de la Modelo de Barcelona, que como es sabido abrió sus puertas a todos los que cumplían condena allí.
A principios de agosto, Durruti procedió a una labor de limpieza en su columna. Es totalmente falsa la versión de Gironella, según la cual el jefe anarquista ametrallaría personalmente en la Estación de Bujaraloz, en los vagones de ferrocarril, a homosexuales y prostitutas... entre otras cosas Bujaraloz no tenía Estación de ferrocarril... Lo que sí hizo Durruti fue crear una especie de dispensario antivenéreo en Bujaraloz y mandar a los homosexuales y prostitutas a Barcelona.
En noviembre de 1936, cuando la defensa de Madrid parecía imposible, Durruti fue requerido para trasladarse con su columna a la capital sitiada. Aunque en principio se negó, accedió al traslado de sus tropas, convencido de la necesidad de su presencia entre los defensores. La orden del jefe del Estado mayor, Rojo, era que Durruti mandara a sus hombres y la columna López Tienda-Libertad. Con estas fuerzas tratarían de reforzar la defensa de la Ciudad Universitaria.
Allí se trasladaron el día 15, en la dirección del río Manzanares, río que fue cruzado por las tropas enemigas aquella misma tarde, ocupando la Escuela de Arquitectura de la Ciudad Universitaria. La columna de Durruti no puede contener el avance ni el de las jornadas sucesivas. Y se llega al día 19, en que Durruti cae sin que todavía hoy, se haya esclarecido del todo el misterio de su muerte.
Trasladado a los sótanos del hotel Ritz, entonces Hospital de las Milicias Confederadas de Cataluña, se le apreció una herida de bala, mortal de necesidad. Durruti agonizó toda la noche, muriendo hacia las cuatro de la mañana del día 20, más o menos a la hora en que era fusilado José Antonio en Alicante. ¿Represalia de los quintacolumnistas?, ¿falta de previsión de quien conducía el coche?, ¿o fue uno de sus hombres el asesino?.
Hay quien dice que fue un fatal accidente producido al disparársele, a Durruti su propio "naranjero". Otros opinan que fue una bala perdida. Una de las últimas versiones es la declaración de Antonio Bonilla, amigo y acompañante de Durruti hasta su muerte. Según esta versión, Durruti fue muerto por el sargento de artillería José Manzana. Es una historio un poco extraña que hay que recoger con reservas.
El tal Manzana, que fue campeón olímpico de tiro con pistola, salió del cuartel de Atarazanas en pleno tiroteo y se unió a los milicianos de Durruti. Desde el primer momento fue su consejero militar y hombre de confianza. Llevaba siempre consigo un "naranjero" y acompañaba aquel día 19 a su jefe en el coche. Que se sepa, no pertenecía a ninguna organización o partido y, por supuesto, tampoco a la CNT. Como en las novelas policíacas, falta el móvil. Y queda en el aire la duda de si el arma de Manzana se disparó por accidente o fue un disparo intencionado.
Para terminar, algo muy poco conocido y que demuestra hasta qué punto fue cruel nuestra guerra civil. Durruti tuvo dos hermanos falangistas, Manuel y Pedro. El primero se afilió a Falange en León y murió, se ignora cómo, por "haberse negado a prestar un servicio que probase su lealtad a la causa nacionalsindicalista". ¿Qué servicio podría ser el exigido a Manuel que prefirió la muerte a llevarlo a cabo?. El segundo, Pedro, antiguo militante de Falange, murió fusilado por los republicanos.
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