martes, 19 de octubre de 2010
Francia crea un gabinete de crisis ante los problemas de combustible
El Gobierno francés ha puesto en marcha un centro de crisis para afrontar los problemas de abastecimiento de combustible en centenares de gasolineras de todo el país.
En el gabinete de crisis, que comenzará a funcionar en el Ministerio del Interior a partir de las 12.00 GMT, estarán representados también responsables de las carteras de Economía, Energía y Transporte, confirmó a Efe un portavoz ministerial.
El cierre de las doce refinerías francesas y el bloqueo de parte de los depósitos de combustible por los sindicatos de transporte amenazan con sumergir a Francia en una situación de bloqueo energético, en la víspera de una nueva jornada de movilización contra la reforma del sistema de pensiones
Doce refinerías tomadas
Los trabajadores franceses siguen plantando cara al Gobierno este lunes y han bloqueado otros tres pozos de combustible en el oeste del país, según informan los medios locales.
Se trata de los depósitos de Baja Normandía, Caen y Ouistreham, que ya habían sido tomados por los huelguistas el viernes. De esta manera, los sindicatos afirman haber recuperado el control de las 12 refinerías francesas.
Información que contrasta con las afirmaciones del ministro de Industria, Jean-Louis Schilansky, a la emisora RTL. Schilansky asegura que ninguna empresa francesa "sufrirá restricciones degasolina porque los principales depósitos no han sido bloqueados". Sin embargo, a medida que ha ido avanzando la mañana se ha conocido que ya hay 1.000 gasolineras sin funcionar por falta de carburante.
El pasado fin de semana, el Gobierno de Nicolas Sarkozy se temía que la toma de los depósitos de combustible por los huelguistas podría empezar a afectar a los aeropuertos parisinos por falta de queroseno.
Por si faltaba poco, este lunes los empleados de la central nuclear de Flamaville han votado a favor de una huelga de 48 horas.
Con 175 votos a favor sobre 180 empleados, el delegado de la CGT aseguró que se respetarán unos servicios mínimos: "Somos la primera central que acuerda hoy una reducción de la producción al 50%. Empezaremos a aplicarla esta noche, un sistema de salvaguardia nos impide hacerlo ahora, sobre todo por el frío".
También los estudiantes
Este lunes los transportistas se han sumado a a las protestas y han paralizado numerosas carreteras, como la A1 entre Lille y Arras, y los depósitos de autobuses urbanos de Toulouse o Saint Etienne.
En Nanterre, cerca de 300 estudiantes han protagonizado enfrentamientos con la Policía, que ha tratado de desalojar los alrededores del instituto Joliot-Curie con gases lacrimógenos.
El Ministerio de Educación cifró en 261 los institutos cerrados este lunes a las 9 de la mañana, lo que significa un 6% de los más de 4.000 que hay en Francia.
El conflicto asusta al centroizquierda
Los cronistas de lo que suele llamarse el pensamiento único intentan hacerse los discretos en Francia desde 2005, cuando la bofetada de las urnas con el no a la Constitución Europea los dejó en ridículo. Al principio de la actual crisis de las pensiones, apoyaron el movimiento al pensar que serviría para desgastar al presidente Nicolas Sarkozy. Pero ayer, al ver que la tierra francesa tiembla de verdad, volvieron a cargar contra lo que llaman "los radicales".
Laurent Joffrin, director del centroizquierdista Libération, sugirió que los sindicatos deben detener las protestas. Ante una supuesta "angustia del movimiento sindical", denunció la existencia de "radicales", "contestatarios de abajo"; es decir, de clase humilde.
"Una parte de la base, bachilleres en cólera, ciertas organizaciones de la CGT [sindicato que lidera las actuales protestas], militantes radicales diseminados pero activos afirma Joffrin son una oposición popular hostil a toda lógica de gestión". Y concluye: "En ese caso, entraríamos en una fase dolorosa".
Algunos comentaristas de la izquierda, preocupados por la magnitud del conflicto, tratan de encontrar divisiones entre los sindicatos y en cada uno de ellos. También parecen descontentos de que la gente humilde sea punta de lanza, con apoyo de la opinión pública, según los sondeos.
Cierto es que Libération, cuyo accionista de referencia es el aristocrático banquero francés Edouard de Rotschild, ha publicado reportajes donde sostiene que esos "contestatarios de abajo" sólo sirven para votar a Le Pen y participar en la intentona neoconservadora de Sarkozy.
Así, una curiosa unanimidad empezaba ayer a formarse desde los medios de derecha dura hasta el centroizquierda. Con dos excepciones. Le Monde todavía no se ha posicionado respecto a la continuación del movimiento. Y, por supuesto, L'Humanité, ex órgano del Partido Comunista Francés y hoy "diario de los movimientos sociales", sigue defendiendo la revuelta. "La huelga general indefinida va cobrando forma. Ferroviarios, petróleo y bachilleres dan un nuevo impulso", escribió en sus páginas Olivier Besancenot, líder del Nuevo Partido Anticapitalista.
En la radio pública, la huelga permite a los pinchadiscos escribir auténticos editoriales en mensajes codificados para los consejeros de Sarkozy que escuchan. El sábado por la mañana, hubo tres canciones seguidas. La primera era la célebre Suicide is Painless (El suicidio es indoloro), la segunda era ¡Bruselas, espérame!, la canción que dice "Bruselas, llegaré pronto, como siempre hago en cuanto París me traiciona". La tercera era más difícil de entender: un gitano italiano con voz gangosa cantaba y gritaba contento.