Las imágenes de televisión ya empiezan a mostrar la desesperación de muchos damnificados ante la falta de agua y alimentos. Reuters recogía incidentes en la ciudad cachemira de Muzzaffarabad, donde manifestantes armados con palos bloquearon una carretera para hacerse con la carga de los camiones con ayuda. También en la provincia de Sindh, donde hubo enfrentamientos entre la policía y grupos de desplazados por las inundaciones que pedían más ayuda tras una visita y un intento de repartir ayuda por parte del líder de la oposición paquistaní, Nawaz Sharif.
Amjad Jamal, portavoz del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, aclaraba que los repartos masivos que están haciendo las agencias humanitarias tienen en cuenta el factor de la seguridad. "Identificamos lugares seguros y reunimos a grupos pequeños de gente, como mucho 200 o 300 familias, para evitar incidentes como los que se han visto en algunas televisiones, lo que pasa es que hay muchos particulares que no lo tienen en cuenta o llevan cantidades pequeñas a grupos muy grandes, con lo cual surgen los problemas", explica Jamal.
Las evacuaciones masivas siguen, además, sacando de sus casas a cientos de miles de personas sin que se les ofrezcan alternativas seguras ni se les pueda garantizar ayuda humanitaria.
La amenaza de epidemias acecha y las agencias humanitarias han alzado la voz para recordar el riesgo de brotes contagiosos por falta de agua y para pedir a la comunidad internacional que responda con celeridad a la llamada de ayuda. Hasta ahora sólo se ha recaudado la mitad de los 360 millones de euros solicitados por Naciones Unidas para la primera fase de emergencia.
Siguen las lluvias
Mientras el agua sigue causando estragos tanto por las inundaciones que provocan los ríos como por las lluvias que no cesan en el norte, muy golpeado ya por la catástrofe, los responsables humanitarios están cada vez más preocupados por el riesgo de aparición de epidemias. El portavoz de la Oficina de Coordinación Humanitaria en Pakistán, Maurizio Giuliano, alerta de "una segunda oleada de muertes" si no se lleva rápido agua y alimentos a los supervivientes más vulnerables. "La mitad de los afectados totales, es decir entre 6 y 8 millones de personas, necesitan ayuda ya, y la mitad de ellos son niños", afirma Giuliano.
Aunque hay informaciones contradictorias sobre la aparición o no de cólera. La organización internacional PLAN, dedicada al cuidado de la infancia, informó de varios casos confirmados, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) no quiere que cunda el pánico y asegura que aún no se puede hablar de ninguna epidemia.
Hasta ahora se han detectado casi 300.000 casos de enfermedades transmitidas por las aguas contaminadas, según datos recogidos por la ONU en consultas médicas.
"El riesgo es muy alto"
Ahmed Shadoul, médico del equipo de la OMS, explicaba que tienen más de 1.000 equipos repartidos por todo el país para vigilar la aparición de casos sospechosos no sólo de cólera, sino también de otras enfermedades infecciosas: "Estamos preparados, pero el riesgo es muy alto porque no estamos llevando agua potable a todos los afectados".
A las dificultades logísticas y de organización que está planteando para el Gobierno y las agencias humanitarias el reparto de ayuda para tantos millones de afectados, se une la floja respuesta de la comunidad internacional para entregar los fondos. Óscar Butragueño, de Unicef, resumía los estragos que causan la falta de fondos: "Una hora de helicóptero cuesta 5.000 dólares y si no los tienes, no puedes llevar la asistencia a todos los que la necesitan".
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